Tu salud mental es un componente muy importante de tu bienestar general, y el consumo de azúcar podría sabotear tus mejores esfuerzos por reducir el estrés en tu vida. Sigue leyendo para conocer las diferentes formas en las que el consumo de azúcar contribuye al estrés y perjudica tu salud mental general .
El azúcar altera el cerebro
El estrés y la ansiedad van de la mano: el estrés contribuye a la ansiedad y la ansiedad aumenta la sensación de estrés. Se ha demostrado que el consumo de azúcar empeora este ciclo y contribuye a la percepción de estrés y ansiedad.
Los síntomas del estrés y la ansiedad (entre ellos, fatiga, dificultad para pensar, nerviosismo, falta de energía y dolor de estómago) son en gran medida los mismos síntomas que se producen cuando se ingiere demasiado azúcar. De esta manera, el consumo de azúcar puede reflejar o exacerbar los síntomas de ansiedad, empeorando la sensación general de estrés.
Afortunadamente, los cambios en el estilo de vida son una de las formas clave de controlar la ansiedad. Si bien el azúcar no es el único factor que contribuye al estrés y la ansiedad, y dejar de consumir azúcar no curará por completo la ansiedad, es un paso sólido en la dirección correcta para controlar la salud mental.
El azúcar y la depresión
La depresión es otra enfermedad que se ve muy afectada por el estrés. Ya sea que sus sentimientos de depresión y estrés sean graves o leves, una dieta rica en azúcar puede empeorar las cosas. Los estudios muestran con frecuencia la relación entre un mayor consumo de azúcares refinados y un mayor riesgo de depresión y enfermedad mental. Eliminar el azúcar de la dieta puede reducir este riesgo y, al mismo tiempo, hacer que el estrés y la depresión sean más manejables.
Azúcar en sangre, inflamación y estrés
El consumo excesivo de azúcar a lo largo del tiempo contribuye a un nivel elevado de azúcar en sangre y a una inflamación crónica en el organismo, que influyen en muchas enfermedades y discapacidades. El estrés, en realidad, desencadena una respuesta inflamatoria similar en el organismo, lo que conduce a una serie de problemas relacionados con la inflamación. Tanto el estrés como el azúcar pueden suprimir el sistema inmunitario, lo que deja al cuerpo expuesto a ataques.
Obesidad y estrés
Con el aumento de los niveles de consumo de azúcar, las tasas de obesidad y los niveles de estrés percibido, es importante analizar la correlación entre los tres. Los estudios muestran un vínculo entre las dietas ricas en azúcar que conducen a la obesidad y los sentimientos de estrés, ansiedad y depresión. Es fácil ver cómo se perpetúa este peligroso ciclo: se consume azúcar como consuelo en momentos de estrés, pero las calorías adicionales conducen a un aumento de peso no deseado. Este peso adicional es una fuente de estrés, que luego desencadena el deseo de consumir más azúcar, lo que empeora tanto la obesidad como el estrés. Solo rompiendo el ciclo de manera saludable se pueden contrarrestar tanto el estrés como el aumento de peso para siempre.
Cómo fortalecer la salud mental y desarrollar resiliencia
Para romper ciclos no saludables, controlar el estrés y recuperar el control de su salud mental, algunas opciones y cambios de estilo de vida recomendados incluyen:
- Eliminar el azúcar y otros alimentos altamente procesados
- Minimizar el consumo de alcohol y cafeína
- Mueva su cuerpo regularmente
- Priorizar los nutrientes zinc, magnesio, vitaminas B, omega-3 y probióticos en su dieta.
- Obtenga ayuda profesional si siente que sus niveles de estrés no pueden controlarse por sí solo
- Mantener un peso saludable (o perder peso si es necesario)
- Priorizar el sueño saludable, las relaciones saludables y la hidratación saludable.
El azúcar no solo afecta físicamente de diversas formas no deseadas, sino que también puede generar y contribuir a problemas de salud mental y estrés. Si opta por un estilo de vida sin azúcar que priorice la alimentación saludable y el movimiento, puede fortalecer su salud mental y desarrollar resiliencia para poder afrontar cualquier situación que la vida le presente.