Razones del aumento de los problemas de salud mental
Los estadounidenses comenzaron a ver un impacto negativo en varios problemas de salud mental al comienzo de la pandemia.
Según datos recopilados en una encuesta realizada en marzo pasado por la Kaiser Family Foundation, casi un tercio de los adultos estadounidenses dijeron sentir que el estado de su salud mental se vio afectado por la preocupación asociada a la pandemia.
Apenas cuatro meses después, un enorme 53% informó lo mismo. Las encuestas realizadas por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) en junio informaron que más del 40% de los estadounidenses atribuían al menos una afección mental o conductual a la pandemia.
Existen numerosos factores que probablemente estén afectando el estado emocional de un número significativo de personas en este país y en todo el mundo. El aislamiento social y la soledad resultantes de la nueva normalidad de los requisitos de distanciamiento social son problemas importantes que contribuyeron a la disminución del bienestar general. Muchas investigaciones han demostrado una conexión entre estos constructos y la salud física y mental.
Desde el inicio de la pandemia, amplios segmentos de la población han sufrido pérdida de empleo e inseguridad económica. Las preocupaciones económicas tienen un efecto negativo en el estado mental.
Otro motivo de preocupación para los profesionales es el aumento de la violencia doméstica y el maltrato infantil. Las personas permanecen encerradas en casa durante largos periodos de tiempo, lo que puede generar tensiones. El acceso a recursos profesionales que se encuentran fuera del hogar, como maestros, consejeros y apoyos sociales, se ha eliminado o es más difícil de obtener. Varios otros factores de estrés asociados con la pandemia también podrían haber contribuido al aumento de este tipo de incidentes.
Poblaciones más afectadas
La pandemia del coronavirus ha tenido un impacto tremendo en las poblaciones del mundo. Algunos grupos están sintiendo la carga más que otros. Los adultos jóvenes están reportando un aumento significativo en una variedad de problemas, como trastornos del sueño, ansiedad, depresión y pensamientos de suicidio. Esto podría deberse a interrupciones en las rutinas escolares o laborales.
Como se señaló en una encuesta de los CDC de junio de 2020, el 25 % de los participantes adultos jóvenes informaron haber tenido nuevos o mayores casos de abuso de sustancias, en comparación con el 13 % de los adultos mayores. Un contraste más marcado fue el del 26 % de los participantes más jóvenes que admitieron haber tenido pensamientos suicidas en comparación con solo el 11 % de todos los adultos.
Las investigaciones muestran que las comunidades de color se están viendo afectadas de manera desproporcionada por la pandemia, tanto en los casos del virus en sí como en los problemas de salud mental asociados. El daño se agrava cuando se tiene en cuenta el hecho de que las comunidades negras y latinas tienen menos probabilidades de recibir los servicios de salud conductual necesarios que los miembros de la población general. Además, estas poblaciones corren un mayor riesgo de padecer muchas de las afecciones de salud subyacentes que contribuyen a la gravedad de los síntomas en los casos de COVID-19. Sin mencionar el hecho de que muchos de estos grupos están empleados en puestos esenciales de cara al público y peor remunerados dentro del sector de servicios.
Los trabajadores esenciales de todo tipo están soportando una carga enorme en relación con la pandemia de COVID-19. Dado que los trabajadores de primera línea deben estar en contacto con personas infectadas o que se sabe que están infectadas, no pueden practicar precauciones como el distanciamiento social. Por lo tanto, tienden a estar más preocupados por su salud y la salud de las personas con las que viven.
La Kaiser Family Foundation descubrió que los trabajadores de primera línea tenían muchas más probabilidades de ser susceptibles a una serie de problemas, como el consumo de sustancias, la ansiedad o los trastornos depresivos y los pensamientos suicidas. Los trabajadores de la salud a menudo se enfrentan a un estrés agravado porque ven de primera mano el daño que causa el virus.
Formas de abordar esta crisis
La COVID-19 ha puesto de relieve un panorama de salud mental que ya era problemático. A lo largo de la pandemia se han realizado diversos informes y estudios para abordar las necesidades de salud mental actuales de la población general y los grupos de mayor riesgo. El gobierno ha reservado fondos para servicios de salud mental a través de proyectos de ley de estímulo como la Ley CARES y la Ley de Asignaciones Consolidadas. Se están realizando esfuerzos para ayudar a grupos como los veteranos y ciertos subgrupos de poblaciones más jóvenes. Estos esfuerzos se han centrado en la necesidad de ampliar la telesalud y otros servicios de atención remota para llegar a las poblaciones de mayor riesgo durante este tiempo.
Es probable que los efectos del virus sobre la salud mental continúen durante años. Un estudio , por ejemplo, indica que el sufrimiento psicológico que las personas están experimentando ahora podría sentirse en un futuro previsible. Por lo tanto, será necesario realizar esfuerzos adicionales para continuar el trabajo que ya se está realizando para llegar a las poblaciones más vulnerables.